El primer paso en la gestión de los RAEE es su traslado hasta plantas especializadas de gestores autorizados una vez que se han recepcionado a través de los puntos de venta de los distribuidores o tiendas, redes de recogida de RAEE domésticos establecidas por los productores o gestores autorizados para la recogida de RAEE e instalaciones de recogida de entidades locales. Una vez que los residuos llegan a estas plantas se retiran todos los elementos contaminantes y los aprovechables (plástico, aluminio, cobre, vidrio, otros metales, etc.) se procesan en materias primas para fabricar nuevos productos. En este caso el proceso relativamente sencillo en comparación con otros procesos de reciclaje. ¿A qué se debe esto? Pues la mayor parte de los componentes de los RAEE se puede separar por medios mecánicos y se puede recuperar hasta un 70% de ellos llegando en algunos casos, como el de los teléfonos móviles, a más del 90%.
En qué consiste este proceso?
En primer lugar se lleva a cabo el desmontaje y la descontaminación de los RAEE. Es necesario eliminar los compuestos peligrosos como aceites, mercurio o amianto y otros muchos más que pueden ir en los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos. Tras esto se lleva a cabo la trituración y la división de los restos en cuatro categorías: metales de hierro, otros metales no férreos, vidrios y plásticos.
Estos materiales recuperados son nuevamente puestos en el mercado como base para nuevos aparatos eléctricos o electrónicos, ahorrando la utilización de materias primas provenientes de la naturaleza y en consonancia con el concepto de Economía Circular.
Una vez hecho esto los materiales ya se encuentran aptos para el reciclaje y para ser utilizados en nuevos productos, lo que da lugar a un doble ahorro: energético y de materias primas. La proporción de cada una de ellos dependerá del tipo de aparato de que se trate. Un aparato de línea blanca está constituido principalmente por metales, mientras que en un equipo electrónico de consumo es el plástico su principal componente, así que la proporción de materiales que obtengamos dependerá del tipo de residuo que tratemos.
Gestores autorizados
Existen diferentes gestores de RAEE autorizados. Dos son los tipos más frecuentes. De un lado, los dedicados al almacenaje de residuos, que almacenan los RAEE sin llevar a cabo su posterior reciclaje; y, de otro, lo que asumen el tratamiento de residuos, incluyendo la operación o conjunto de operaciones que tienen por objetivo modificar las características físicas, químicas o biológicas de un residuo para reducir o neutralizar las sustancias peligrosas que contiene, recuperar materias o sustancias valorizables, facilitar el uso como fuente de energía o adecuar el rechazo para su posterior tratamiento finalista.